El día del maratón de Sevilla llegó y yo me levanté tristón, para qué negarlo. La noche anterior había estado pasando un buen rato con mis amigos de La Hermandad que vinieron a correr, Juan Miguel, Álvaro, Manuel, Ferrán y Susana, pero por la mañana me levanté triste. Sintiendo que me lo estaba perdiendo todo, que no estaba donde yo quería estar.
A las 9 en punto me metí en la ducha y me acordé de todos vosotros, los de La Hermandad, el club virtual y sobre todo de mis compañeros de los Últimos, Manuel (tu personificas la intersección entre LHRC y los Últimos), David, Fran, el recién llegado Miguel y Ricardo. Con él quedé en correr estos 10 últimos kms a un ritmo fijo de 04:45. Con él y con el que fuera junto a él, claro. Os deseé suerte mentalmente, en un par de horas os estaría encontrando en el parque, en el km 32.
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Y allí me fui con tiempo, para ver pasar a la cabeza de carrera: el grupo de los africanos, Diaz Carretero, Chemita y los primeros élite-populares... Después de hacer algunas fotos y hartarme de aplaudir, fui calculando cuándo llegarían los "míos" porque quería correr un poco con los que pasaran antes de Ricardo. Para eso llevaba yo mi tabla de ritmos y tiempos de paso, según los cálculos de ritmo que habíamos hecho él y yo. Me puse a calentar y a vestirme, desvertirme mejor dicho, con un nudo en el estómago. Buff, estaba más nervioso que corriendo...
A las 11:20 ya había calentado un poco y me puse en la recta de la Av. Rodríguez de Casso, por donde se entra al parque de Mª Luisa, km 31,800 aprox. Nada más hacerlo, veo de lejos a Juan Miguel,de LHRC, que parecía que iba bien. Me metí en el pelotón y me puse a correr junto a él. Aún no había pasado el globo de 3h15 y llevaba buen ritmo, así que solo hacía repetirle que iba bien para 3h14. Aunque a él en esos momento ya le dolían los cuádriceps, que traía tocados, yo estaba seguro que más o menos aguantaría para hacer MMP. Hice con él la recta de la calle Pizarro y me volví a mi punto de partida. Pero como ví que no llegaba nadie, todavía volví a buscarlo a la salida del parque y volví a correr a su lado en la entrada de la Plaza de España.
Tras Juan Miguel yo pensaba que debía llegar Ricardo. Pero llegando de nuevo a la puerta del parque recibo una llamad de Juanra (colega del club), que me cuenta que ha visto a Ricardo en el km25, muy retrasado y que ha tenido que ir al WC dos veces, va mal del estómago. ¡Vaya putada! Ahí se me queda cara de circunstancia y me bloqueo, no sé qué hacer. En esas estoy cuando veo entrar en el parque a Fran, nuestro coriano. Va muy muy bien de ritmo y de cara. Hago lo mismo que antes, me lanzo hacía él y me pongo a correr a su lado. Le pregunto qué cómo va y me deja a cuadros cunado me dice "voy muy bien, voy a intentar hacer 3h20' a ver si me puedes hacer un ratito a 04:30/km". Ahí me quedé flipado. Era verdad, el

Garmin empezó a marcarme un ritmo de 04:35/km, tenía esa marca en las piernas. Lo sorprendente es que el mamón venía con la intención de bajar de 3h30' o acercarse lo máximo posible, ya que era su segunda maratón pero en la anterior corrió lesionado y no la hizo entera corriendo... Flipo con el koriata éste... Llegando a la Plaza de América le dije que lo veía muy bien y que me quedaba para intentar ayudar a David, Manuel y Ricardo, que venía peor. Me dijo que ok, y siguió a su ritmazo la mar de contento.
Deshice mis pasos (algunos corredores, al verme con dorsal, me decían bromeando "te equivocas de dirección") y en la recta de la calle Pizarro me encontré a David. Decía que iba más o menos bien. Yo no había visto el globo de 3h30, luego supe que no había globo como tal, por lo que le dije que iba de arte para el tiempo. El benaca también venía tocado de los isquios y ya me decía que se los estaba notando, pero no lo vi muy mal. Me contó que dejó a Manuel primero y a Ricardo después varios kms atrás. ¡Vaya! En teoría eran los dos que venían con más confianza...
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Me di la vuelta otra vez y de nuevo en la calle del parque me encontré a Ricardo. Lo vi a lo lejos, en la parte derecha de la calle y desde luego su cara lo decía todo (y su ritmo y su gesto al correr). No sé, ni el mismo sabe todavía qué es lo que le había pasado, pero se había encontrado fatal del estómago desde antes de la media maratón y había tenido que parar dos veces para ir al baño. Por su estado se veía que no se le había solucionado nada. Iba clavadísimo, a 6 min/km o más y totalmente encorvado. Me puse a su lado y ni me contó, solo se lamentaba. Bufff, tenía que cambiar mi chip de liebre-entrenador por el de enfermera-psicólogo, así que no le dejé hablar, me puse a decirle que tirara de coraje, que nos daba igual el tiempo y que allí estaba yo para llevarlo hasta la meta, pero que hoy no iba a ser el primer día en que uno de los dos se retiraba de una carrera sin llegar a meta.
Y así, con más pena que gloria, fuimos sumando kms. Yo a veces me callaba para no saturarlo mucho, pero por lo general estaba todo el rato diciéndole que subiera el ritmo, animándolo, que mirara el ambiente (espectacular por cierto), que la cabeza para arriba, dándole agua... Ahora lo pienso y me rio. Habría que escucharme la de polladas que le dije: en la avenida le grité que le echara huevos que él era un costalero sevillano y por ahí estaría pasando dentro de un mes con "el Barbas" sobre sus hombros... La verdad es que le echó huevos para rato. Iba totalmente encorvado del dolor de estómago (parecía una alcayata le dije luego en las duchas), con el gesto partido, treintaytantos kms así... no me lo quiero ni imaginar.
Por el centro las pasó putas. En la Alameda me dijo que tenía que parase para ir al baño otra vez y le dije que esperara hasta el parque del Alamillo. Dijo que lo intentaría. Y aunque yo seguía intentado que subiéramos el ritmo, el pobre apenas levantaba los pies del suelo, por lo que me conformé con ir por debajo de 6 min/km.
Por fin llegamos al km39 que da paso al Parque del Alamillo y ahora sí que sí Ricardo tenía que ir al baño. Así que le pedí toallitas y pañuelos de papel a una madre que estaba por allí con su carrito y se los dí a éste, que se metió en la cafetería. Al salir él iba más o menos igual. Pero, ahora sí, ya estaba todo hecho. Me puse a hacer cuentas y le dije que si manteníamos el ritmo, podríamos bajar la marca de nuestro primer maratón hacía tres años. Que éste no iba a ser su peor maratón (en crono al menos). Además de eso, en este momento no dejaba de decirle que estaba haciendo algo grande, que nunca se iba a olvidar de esta

maratón y que lo fácil es estar bien y entrar en meta haciendo mejor marca, pero ésto que estaba haciendo era lo verdaderamente grande. Y es verdad, me reafirmo en todo eso. Para que no se le olvidara nunca, le hice incluso un par de fotos con el móvil, que lo llevaba encima. No son fotos bonitas. Pero son valiosas.
Al salir del parque el tio tiró de pundonor y se puso a tirar de los dos. Apretó los dientes y le metió caña, una cañita que no habíamos ni rozado en todo el rato desde que corría junto a él. Bajamos un poco de 5 min/km... Relajamos el ritmo en la curva que ya enfila el estadio y volvimos a meterlo en el túnel. Ahí ya nos pusimos en sprint, como está mandado. Ya en la pista una agradable sorpresa: nos esperaba Chemita Martínez saludando a todos los corredores. Aunque le dije a él que lo saludara, Chema se giró hacia mí y en ese momento rapidísimo fui yo el que le dio el abrazo... jeje, cómo te lo robé máquina. En todo caso un detallazo del crack Chemita.
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Y nada más, entramos en esa meta los dos abrazados, con Ricardo totalmente roto pero, aunque él aún no lo sabía, más fuerte que en ningún momento desde que comenzó a comerse kms hace algo más de tres años. Lo que había aprendido y lo que había sido capaz de hacer hoy, eso no se paga ni con todo el oro del mundo. Y yo orgulloso de haberlo ayudado aunque sea un poquito. Por cierto, hizo algo más de 3h51' por lo que no era su peor maratón, para nada...
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Tengo que acordarme de todos mis amigos que corrieron hoy. Juan Miguel hizo MMP con una marcaza de 3h20'. Felicidades tío, eso lo bajas de largo en el próximo. Fran hizo 3h24' en su segundo maratón y casi sin entrenar, inexplicable, pero eso también es el maratón. Felicidades coriano. David no pudo acercarse al 3h30 que quería, hizo 3h36, que también está muy bien para su segundo maratón. Y Miguel, nuevo coriano en el club, debutó en la distancia mágica por debajo de 4h, ¡felicidades! Y lo que más siento del día de hoy es que mi colega Manuel de Badajoz se retirara en el km 30... Estabas tan tan bien que no te dabas cuenta que jugabas ya con el límite de tu esfuerzo. Tras más de 6 meses en pico de forma, tu cuerpo te pedía descanso... No ha ocurrido nada malo tío, quédate con eso. Al revés, hoy has aprendido un montón.
Es lo que tiene el mágico maratón: para cada uno tiene el mensaje correcto. Solo hay que saber interpretarlo.