sábado, 16 de febrero de 2013

Síndrome de abstinencia

No es buena cosa empezar así, con ese nombre que alude a la drogadicción, pero es como me he sentido estas últimas tres semanas. (Aunque dicen que el running te sube las endorfinas y otras cosas químicas, por lo que igual sí que he sufrido este síndrome, cual yonki en rehabilitación).

Fue el martes 29 de enero cuando decidi renunciar al maratón para recuperar bien el gemelo. Ya que renunciaba al objetivo, lo suyo era quedarse parado totalmente y acyuidr al fisio de vez en cuando (la intuición me decía que descansara un poquito de fisio también, descanso total). Así que he sido obediente y de ahí el título de esta entrada. Fin. Poco más que contar.

Pego aquí la imagen de la semana del 28 de enero al 04 de febrero, la única totalmente en blanco desde que uso nike+. Un desierto.

Y bueno, no acaba aquí esta entrada. Como sigo teniendo el plan de correr unos kms con mis compis al final del maratón, que no sé cómo llegaré, pues no podía estar totalmente parado. La semana pasada corrí un día para probarme, nada 7 kms a un ritmo cochinero y esta semana he vuelto a correr, hoy mismo. ¿ojo, solo un día por semana! En ambos casos, con kilometrajes suaves, la pierna ha guantado bien. Es cierto que después en frío duele un poco justo en el punto crítico. Pero poco.

Hoy como es sábado, me apetecía reconocer el nuevo recorrido del maratón en sus últimos kms y me he ido desde casa hasta la campana (km 37 aprox.) y desde allí he seguido hasta el estadio y vuelta a casa. Total 12 kms cochineros pero saboreando ya el ambientillo maratón. Creo que voy a correr los 10 últimos kms con alguno de éstos. Con Ricardo seguramente, es el que llevará un ritmo más difícil, pero es mi compi de running desde la prehistoria y quiero ir con él.

Así que final en positivo. Luz al final del túnel. Brotes verdes. Como queráis llamarlo.

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