martes, 29 de enero de 2013

18ª Media Maratón Isla de La Cartuja

Un año más, el domingo pasado me ponía en la línea de salida de la Media de La Cartuja, la "media preparatoria" de nuestro maratón. Por este motivo, a esta carrera vienen un montón de clubes de toda Andalucía, Extremadura y Portugal, que son la mayoría de corredores  foráneos, que asisten a la Maratón de Sevilla (aunque este año, con las novedades, parece que viene un huevo de extranjeros, veremos). Por este y otros motivos a mi esta carrera me encanta. Es muy colorida, no ves solo las "caras de siempre". Y además el recorrido pasa, metro a metro, por las zonas donde más he entrenado en toda mi vida y aunque los catetos éstos del corredor verde digan que es feo, es un recorrido guapísimo...

Allí nos plantamos, con una grandísima y cómoda antelación, Ricardo, David, mi amigo y nuevo compañero de club Manuel y un servidor. Al contrario que Ricardo y Manuel, yo iba sin pretensión de marca ninguna, iba a entrenar y bien lentito además. De hecho en mi cabeza me puse esta fecha para terminar de decidirme sobre si correr el maratón o no. Del comportamiento del sóleo hoy dependía esa decisión que me atormentaba.

Así que salí con  mi amigo David, que tampoco quería pegarle mucho, y mi plan era correr en torno a 5:20 y solo en los últimos 7 kms acercarme o bajar de 5'/km, siempre que la pierna fuera bien. Así que en los primeros kms comodidad total y cero dolor. Charleta con David y disfrutando del ambiente atravesando el parque del Alamillo y San Jerónimo. Desde el primer km me di cuenta que no es tan fácil correr más lento de lo habitual en una carrera. Entrenando sí, pero con el dorsal puesto las patas se van solas y si vas cómodo en 5:10 el cuerpo no necesita bajar a 5:20, por lo que km a km íbamos marcando parciales mucho más cercanos a 5 que lo que en principio habíamos planeado (si exceptuamos el primer km con la aglomeración de la salida, el km más lento de este primer tercio de la media es a 5:07).

Cuando volvimos a entrar en el parque del Alamillo en torno al km8, yo ya empecé a notar el gemelo dando guerra en el sitio de siempre. Se lo comenté a David y le dije que tirara, que ahora sí que sí iba a bajar el ritmo para no joderme más la pierna. Antes de salir del parque él tiró hacia adelante y me quedé solo. La charla y la despreocupación se terminaron. 

Y de nuevo intenté bajar el rimto, a 5:20, 5:30 o lo que hiciera falta y qué va, no podía. En este caso imagino que la cabeza no funcionó, porque parece algo tan fácil como decidir correr más lento y hacerlo. No dependes de tu estado de forma o de que tengas energías, correr más lento, en teoría, siempre es posible. Pero no, cuando miraba el Garmin y veía que iba más rápido de la cuenta bajaba ritmo, pero me duraba solo un ratito. Ahí podéis ver los parciales. Hasta meta hice un par de kms a 5:18 y eso fue lo más lento.

Y no hay mucho más que contar. A partir de aquí la carrera se me hizo monótona, solo pensaba en la pierna y en el día 24 de febrero. Me planteaba no correr el maratón y al minuto correrlo a un ritmo muy bajo, para luego volver a decidir no correrlo o correr solo unos kms... En fin. Solo me entretuve un poco al cruzarme con un par de conocidos que no suelo ver en las carreras y con los que charlé un ratín. El dolor, como de costumbre, iba en progresión según avanzaban los metros. Agudo pero no insoportable. Una mierda vaya.

A partir del Jardín Americano, en el km17, intenté olvidar mis penas animando a todos los corredores que adelantaba o que veía muy fundidos. Incluso en algún momento hicimos un grupito unos cuantos y fuimos comentando la jugada y corriendo juntos. Así enfilamos la larga avenida Americo Vespucio, donde trascurren los últimos 3000 metros de la media, con la visión del estadio al fondo todo el tiempo. Para la gente se acercaba la gloria en forma de arco de meta. Para mí se acercaba el momento de tomar una decisión difícil. Y no me apetecía nada llegar a esa meta.

Entré bajo ese arco sin esprintar y sin mirar el crono. Eso era lo último que importaba hoy. Más de 1h47', mi peor marca en media maratón de todos los tiempos. Pero ya os digo, eso no era en absoluto relevante. Lo relevante era lo que salió de mi boca cuando me encontré con éstos en las duchas: "no corro el maratón".




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