Creo que cada maratón que corra o en el que participe de
alguna forma se merece una crónica, o al menos unas palabras que queden ahí,
para la posteridad. Por eso retomo la actividad de este pobre blog, abandonado
desde febrero, más o menos el mismo tiempo que llevo relegando al running cada día a una fila más secundaria de
mis prioridades vitales… La verdad es que en este momento lo estoy trayendo de
nuevo a un punto importante de mi vida, pero aún sigo estando mucho más relajado que
años atrás. Oye, que quizás este sea el punto... En todo caso antesdeayer corrí el maratón de Bilbao y eso se
merece un mínimo repaso del camino que me ha traído hasta aquí.
Tras el maratón de Sevilla, donde aún estaba bastante tocado
del síndrome compartimental crónico que me diagnosticaron, decidí relajarme y
relajar el gemelo y dejar de correr casi del todo, al menos un mes. En
primavera volví a entrenar pocos días en semana y no muchos kms, pero de forma
regular. No podía abandonarme del todo porque un nuevo reto, un nuevo plan, un
nuevo maratón me esperaba en octubre: en un día de copas con los del club
decidimos inscribirnos al maratón de Bilbao. La cita se veía lejana, el 19 de octubre y ¡maratón nocturno! Allí estaríamos.
En primavera, aunque me inscribí al circuito de populares
del IMD, la verdad es que me puse pocos dorsales en el pecho. Entre una cosa y
otra, nunca me venía bien la fecha de tal o cual carrera. Estuve, por supuesto,
en la de San Juan de Aznalfarache y creo que hasta la Carrera de la Cruz Roja
el 9 de junio, no volví a competir. Dejé que se pasaran, estando inscrito, la popular de
Nervión, Triana y Sur. Tampoco hice ninguna nocturna de antes del verano. La
única fue ya el 20 de julio, la espectacular y durísima I Carrera Nocturna de
Matalascañas, donde sufrimos de lo lindo y lo pasamos teta unos cuantos locos del
club.
Y ya entre julio y agosto me metí de lleno en el plan
Bilbao’13. Pocas cosas que decir: el trabajo, la vida, el cansancio… se han
impuesto sobre el entrenamiento. La verdad, tampoco hay mucho más que analizar.
Me han faltado kms, me ha sobrado estrés y sobre todo me ha matado entrenar en
el 90% de los casos a las 7 a.m. No rindo a esa hora, lo reconozco, no rindo.
No sé si alguna vez le pillaré le truco, pero hacer unas series o un
entrenamiento más o menos alegre a esas horas se me hace imposible. Al menos
levantándome solo media hora antes de entrenar. Porque claro, lo suyo es
levantarse dos horas antes, pero de lunes a viernes, como que no…
Imagino que ya te haces una leve idea de cómo ha salido el
maratón. O quizás no. Bueno, pasa a la siguiente entrada y te enterarás. Paso a
paso.
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