jueves, 9 de enero de 2014

Interrupted Transition

Suena a que se te ha jodido algo en el ordenador ¿verdad? Pues algo más o menos así me ha pasado a mi en mi transición al minimalismo en la que llevaba más de dos meses ya.

Es como si le hubiera entrado un virus informático al sistema, o sea, a mi. Un virus inofensivo en todo caso, pero bueno, me va a interrumpir la transición y no estaba en mis planes, la verdad. El virus ya es conocido, me suele entrar una o dos veces cada año y se llama maratón.

El 23 de febrero finalmente correré íntegramente el maratón de Sevilla. Por muchas razones: es la edición num 30, vienen un montón de locos amigos de la Hermandad, va a ser un día bonito y el año pasado, que corrí solo los 10 últimos kms por una lesión, me sentí totalmente vacío al entrar por esa meta acompañando a un colega que lo estaba pasando fatal.

Y claro, creo que la transición no es compatible con la kilometrada que ya me estoy metiendo desde el día 1 de enero (fecha simbólica donde las haya). Lo máximo que he corrido con las Merrell han sido 12 kms y no creo que pueda/deba de pronto ponerme a correr el doble. A partir de ya tengo que meter tiradas mucho más largas. No voy con pretensión de marca al maratón, ni mucho menos, pero con el maratón no se juega y aunque solo vaya a entrenar intensivamente ocho semanas, hay que hacerlo bien. Y ya me han dicho los que saben, que la transición es algo lento, en todos los sentidos. Así que yo obediente. Eso sí, no termina ahí. De momento solo está interrumpida, algún día volveré de lleno a ella y un día por semana seguiré usando mis Merrell.

A partir de ahora traeré por aquí al blog los avances semanales de este mini plan Sevilla 2014.
Veremos qué tal.

lunes, 30 de diciembre de 2013

DIARIO DE TRANSICIÓN. Semana 5

Feliz navidad para los runners de buena voluntad (y para los no minimalistas también, venga) :)
¿Qué mejor manera de celebrar la Nochebuena que quedar con tu compañero de fatigas para entrenar a las 4:30 de la tarde, en un parque del Alamillo vacío, mientras los demás se emborrachan?

Martes 24: pues eso, 7,8 kms a 5'10" de ritmo medio, en la nueva vuelta grande del Parque del Alamillo (nuevo camino junto al río, hasta el tapón de San Jerónimo y entrada por la puerta de RTVE). Gustazo de entrenamiento, de esos en los que ejercitas más la lengua que las piernas. Primer entrenamiento con mi colega Richar, amortiguado of course, y yo con las MTG. La verdad es que temía este momento. Porque en muchos rodajes con él solemos charlar todo el rato y nos olvidamos de lo demás, como éste caso. Pero otras veces nos da por picarnos y acabamos a ritmos altos mantenidos, algo que no sé aún si puedo hacerlo con calzado minimalista.
Lo dicho, un gustazo correr acompañado de mi maquinita, sobre todo cuando llevamos tiempo sin vernos y
tenemos tanto que contarnos. Qué miedito me dan los planes que hacemos siempre que nos vemos. Este día de Nochebuena es cuando, oficialmente, he decidido correr el maratón de Sevilla íntegramente. Eso se merece un post aparte. Ahí va fotito pa inmortalizar el entrenamiento (impagable el momento del fotógrafo voluntario: "¿Queréis que os haga la foto? Yo también soy un friki del deporte y me gusta venir a correr días como éstos").

Jueves 26: 6,3 kms en total. 3,3 kms a 5'10" de media y 3 series de 1000m a un ritmo en torno a 3'50". Otro entrenamiento a la medida del reto de navidad de Rome (juego vía facebook con otros retos). La cuestión aquí radicaba en cómo me iba a comportar en las series con las MTG. Y la verdad es que decidí no arriesgar, tres series corriendo rápido eran muchas oportunidades para pisar mal y/o lesionarme. Así que volví a mis viejas Adidas Glide4. ¡Vaya si noté la diferencia! Los primeros 3 kms a ritmo normalito me parecía que iba en dos flotadores... Pensé que no lo notaría tanto. Y sí, prefiero ya las minimalistas. Pero tendré que acostumbrarme a alternar, ahora que quiero meter más kms de cara al maratón de Sevilla (sigo metiendo spoilers).

Domingo 29: 7 kms muuy lentos por la playa y paseo marítimo. El entrenamiento del gustazo!
Tuve que ir a la casa de la playa yo solo a coger un par de cosas y claro está, aproveché para correr un ratito por la arena. Como iba  a hacer la mayor parte por esta superficie "amable" salí de casa directamente descalzo por primera vez desde que estoy en esto. La verdad es que te sientes un poco inseguro al principio, así, descalzo desde el primer metro, algo desnudo. Porque todas las veces que corro descalzo llevo las MTG en la mano. Pero bueno, a mi me gusta estar en bolas, sobre todo en la playa, así que valor ¡y a la orilla! Justo a la puerta del chalet hay un carril-bici que te lleva casi hasta la playa. Y allí que me fui. Día espectacular, manga corta, nadie por las calles, gente paseando en la arena y cuatro pescando... Triunfo. La única pega es que la marea estaba alta y no puede correr cómodamente por la orilla. Así que me volví por el paseo. Y sorpresa buena: las baldosas del paseo marítimo tiene el dibujo tan desgastado que no duelen nada. Perfecto! este verano me tocará correr descalzo por allí más de una vez.



Eso sí, hoy me duelen las plantas. Creo que no pisé mal en ningún momento, pero ha sido la salida descalzo más larga que he hecho y ahora me duelen moderadamente. Poca cosa, sin cojear ni mucho menos. Pero entiendo que es un aviso. Prudencia. ¡Una semana más!





















lunes, 23 de diciembre de 2013

DIARIO DE TRANSICIÓN. Semanas 3 y 4

¿Ya estamos haciendo atajos? Pues sí y no solo en el blog, sino también en la misma transición. Pero es que la agenda de los coxxxxx se impone siempre. ¡Qué le vamos a hacer!

La semana del 9 al 15 de diciembre solo cayó un entrenamiento con las MTG.

Jueves 12: 7,6 kms a 5'23" de media en el circuito aljarafe corto y con un frío que pelaba. Buenas sensaciones sobre todo al final, cuando ya había amanecido y le iba metiendo un  mejor ritmillo ya con las patas calientes. 
Y nada más, solo un entrenamiento porque en el finde teníamos el Eventisimo Weekend, la convención + viaje + cena + fiesta de la empresa. Que aunque no entrené, el sábado me metí con los compis del curro una jornada de Bootcamp + batalla de paintball a las 8:30 am y con resaca. Yo creo que eso se convalida por 2 entrenamientos normalitos.

Semana del 16 al 22 de diciembre. Aquí ya cayeron 5 entrenamientos. No era para compensar, el verdadero motivo era un reto de mi colega Rome, una especie concurso que hacemos entre amigos por facebook, con pruebas de running que van eliminando y premiando a cada uno (ya explicaré esto de los retos en otro momento).

Lunes 16. 8 kms por el circuito aljarafe corto a un ritmo de 5'23". Con la novedad de que esta vez descubrí 
el camino interior de los olivares del parque del Zaudín (parque metropolitano de Tomares sin terminar). Y en esos escasos 3 kms de caminos, volví a apreciar el gusto que da correr con estas merrell. Definitivamente tengo que reducir el asfalto y meter más tierra. 

Martes 17. 7,5 kms a 5'28" de ritmo medio, vuelta corta a Mairena casco antiguo, encontrando un camino de tierra en el km2 que me apeteció recorrer mucho más, pero como no había amanecido no veía un pijo y además no tenía tiempo. Entre otras cosas no tenía mucho tiempo porque este día tenía que meter dos rectas de 300m para el reto que os comentaba antes. Temía correr rápido con las MTG, no sabía como se iban a portar las merrell y sobre todo si me influiría el cambio de técnica. Pero bueno, creo que no taloneé mucho y si bien no pude hacerlo tan rápido como antes, las series me salieron a 01:04 con ritmo de 3'26" y a 01:10 con ritmo de 3'41". Nada para tirar cohetes, pero me sirvió para comprobar que se podía bajar de 4' con las MTG sin romperse uno las patas.

Viernes 20: 5 kms a 5'19" de ritmo medio, vuelta corta a Camas. No sé muy bien para qué hice este entreno, imagino que para el reto. Sensaciones? No lo recuerdo...

Domingo 22: 10,2 kms a 5'04" de ritmo medio Camas sur - Cartuja- Camas norte (anda que no influye en el ritmo eso de correr a media mañana en vez de al amanecer). ¡Mis primeros 10k minimalistas! Terminé eufórico, tanto de sensaciones como de piernas/pies y sobre todo de moral. Salí de casa con las MTG, me descalcé cuando llegué a un carril-bici limpito por el km 4 más o menos y me las volví a poner en el km8. Muy bien, tanto el tramo descalzo como con las merrell iba concentrado, fijándome, con buena respiración y buen ritmo. Me encantó terminar en alto, como hacía casi siempre antes de la transición. Luego cuando publiqué mi euforia en facebook, el gran Santi se encargó de bajarme los humos. Hizo bien (gracias!).

Y ahora viene la navidad, con sus días festivos y compromisos raros pero con una semana de vacaciones, lo que me permitirá correr, digo yo, al menos 3-4 días. Semanas importantes éstas porque estoy empezando a meter kms con facilidad, lo que es relevante por el avance y también por el peligro de que se me vaya la olla y haga de más. Así que hay que estar atento en estos momentos. Además el maratón de Sevilla se acerca y en mi cabeza empiezan a aflorar planes prohibidos que no tenía  antes. (¡Lo sabía!) Ya hablaremos de eso más adelante.

jueves, 12 de diciembre de 2013

DIARIO DE TRANSICIÓN. Semana 2.

Mantra: esto de la transición tiene que ser estilo flow, relax, karma… igual que el minimalismo en sí, rollo Caballo Blanco… Si no, si me lo tomo igual que me lo he venido tomando hasta ahora, pues es lo mismo de siempre pero con menos goma en las suelas… Los mamones amigos críticos ya estaréis pensando que hablo de excusas. Pero no es así chicos, creamos en que otro mundo es posible y llegará un día en que no nos rayaremos nunca más con nada relacionado con el running. :)

Hago todo este preámbulo pensando sobre todo en esta semana... (ya lo contaré en la siguiente entrada), porque la semana pasada sí que he completado los tres días de entrenamiento minimalista (contando el lunes del puente, que al fin y al cabo formaba parte del fin de semana). Esta semana del 10 al 15 de diciembre, con lo apretada que tengo la agenda, ya veremos...

En fin, vamos a lo que vamos. Esta segunda semana ya tocaba rebasar la barrera de los 5 kms. La verdad es que le voy cogiendo el gusto a la técnica nueva y las Merrell y yo nos estamos llevando de maravilla. Sin embargo, quiero hacerlo bien, y en estos dos primeros meses cada semana iré incrementando un km o menos. Así que tocaban alrededor de 5 kms.

MARTES 3 DICIEMBRE. 5,08 kms a las 7:20 am en los alrededores del curro (el ritmo medio sigue sin tener ningún interés para mí, pero para los que os gustan los datos fue de 5:23 m/km). Sensaciones buenas, mucho frío pero es lo que toca ahora. La putada de hacer tan poca distancia es que cuando empiezas a entrar en calor ya tienes que parar. Y aunque sé que podría tener las adidas en el coche o en el gym y ponérmelas para seguir metiendo kms, prefiero hacer la transición pura al menos hasta que haya interiorizado bien la técnica. Y para qué engañarnos, la cabeza se te hace a que solo tienes que entrenar 25 min y estás más ratito en la cama, holgazaneas en la ducha, charlas en el gym… total, que al final salgo a correr con los 25-30 min justitos.

SÁBADO 7 DICIEMBRE. 5,51 kms a las 9:30 am en la sierra. Primera toma de contacto de mis Merrell traileras con la montaña. Bruuuutal. Me da la impresión, quizás sea psicológica, de que estas zapas y estos pies quieren más camino y menos asfalto. Mucho frío, helada de órdago. Salí con un ritmo lento y enseguida me tuve que meter por cuestas curiosas. Y ya se sabe que los ritmos en montaña son otra cosa. Estuve muy pendiente del suelo al principio. La verdad es que todas, sin exagerar, todas las piedrecitas de Sierra Morena se venían a la suela de las zapas. Como un imán de piedras marca Vibram. Pero me gustaba la sensación, la planta iba reconociendo cada piedrecita e irregularidad nueva que pisaba y yo creo que todo el cuerpo agradecía esa nueva información. Todo no, mi calcáneo izquierdo se sigue quejando y el sábado estuvo insultado a toda la comunidad barefoot mundial, a los tarahumaras, al McDougall, a Ted Descalzo y principalmente a mí y a mis muertos tos… Pero bueno, si después de entrenar no me duele mucho, lo voy a dejar así. Paso de ir al fisio, que es colega, contarle lo que me pasa y que se pase una sesión entera riéndose de mí y mandándome a sitios raros. Que no está la economía para tirar el dinero así. Eso sí, de esta primera salida de montaña guardé muchas imágenes. La verdad es que a veces piensas que el running existe para practicarse por caminos como éstos. Una gozada.

  


LUNES 9 DICIEMBRE. 6,20 kms a las 9:00 am en la sierra. Al levantarme desperté a la enana y a la madre, que le puso unos pocoyos en mi móvil. Como tampoco era plan de quitarle la droga dura a esa hora, salí sin móvil y por tanto sin metrónomo. Bueno, pues a escuchar el paisaje y las (suaves) pisadas. No se me ha dado mal mantener la cadencia de zancadas de 180 ppm.  Creo que la estoy interiorizando.
Helada brutal y camino más tendido que la vez anterior, por lo que subo un poco el ritmo. Sigue el dolor del calcáneo izquierdo. Me preocupa que para evitarlo esté corrigiendo la pisada con ese pie y esté corriendo demasiado de puntas. Tampoco estoy seguro de que lo esté haciendo… Lo vigilaré y seguiré así de momento.


Y poco más por esta semana. Ha sido una semana rara, pero bueno, ahí seguimos. Lo que realmente me da miedo es acostumbrarme a correr tan poquito. La verdad es que ahora veo muy lejos la distancia maratón y la verdad es que estoy inscrito a uno en febrero… ya veremos. A seguir.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Diario de transición. SEMANA 1

Realmente no he empezado esta semana, ya llevo un mes con esto de la transición al minimalismo, pero ha sido un mes con muchísimo trabajo, muchos viajes a Madrid, poco tiempo, irregularidad... En fin, que podría considerar perfectamente que empiezo ahora.

Para los que estén leyendo esto y no se hayan enterado antes: me paso al minimalismo, barefoot running, running natural como quérais llamarlo (no es lo mismo exactamente). Le digo adiós a mis fieles Adidas hiperamortiguadas con las que he corrido tantos kms hasta hora (cientos de entrenamientos, carreras, 5 maratones y sobre todo 5 planes de maratón) y sobre todo le digo adiós a una técnica, que quizás no era muy mala, pero que seguro que se podía mejorar. Ahora me veréis con zapas con suelas superfinitas, alguna que otra vez me veréis descalzo y quizás en un tiempo me veáis corriendo con huaraches, unas sandalias to finas y to guarras con las que dicen que se corre divinamente. Las probaremos, seguro. Pero todo eso no es lo que me importa, yo no quiero correr descalzo, ni tener zapatillas minimalistas super fashion, ni lo hago por lesionarme menos, ni siquiera mi interés es mejorar la técnica, lo que me interesa es CAMBIAR EL ROLLO, DIVERTIRME, DISFRUTAR, CORRER CON UNA SONRISA EN LA CARA, sobre todo ésto último. Es la frase que se me ha quedado grabada del bestseller de Christofer McDougall, Nacidos para Correr.

Evidentemente sí, si me ha influido el fantástico libro de McDougall, pero tengo que reconocer que antes incluso del libro estuvieron Santi Ruiz y los chicos de Cualquiera puede Hacerlo. No me resisto a utilizar el cliché con el que siempre lo presentan: Santi es el gurú del minimalismo en España. Pero a mi eso de los gurús y de la gente que entiende, por lo general, me la sopla. Lo que me interesa y me inspiró de él es la sensatez y humildad de sus palabras en el blog. Me convenció en dos posts y me inspiró a emprender este camino. Es el plusmarquista europeo no oficial de maratón descalzo con 2h59' (toma marca!) y el domingo que viene en Málaga espera convertirse en el plusmarquista oficial de maraton barefoot.

Este fue el día en que Santi bajó de 3h descalzo en distancia maratón

Espero conocerlo algún día y escribir alguna cosa en su fantástico blog. Pero ahora vamos a lo que vamos.
El 1 de noviembre hacía mis primeros kms descalzo y con zapas minimalistas (estas preciosas Merrel Trail Glove que ya me estaban esperando en casa a que volviera de Bilbao). Aunque debía estar aún haciendo ejercicios propioceptivos, de fortalecimiento y el famoso 100UP minor y maior, jeje, yo ya estaba deseando pasar a la acción y después del maratón llevaba dos semanas de parón, así que ya estaba bien. Me fui al Alamillo y en un carril bici hice un minuto descalzo corriendo y otro andando hasta un total de 10min. Buff, una pasada de sensaciones, era verdad lo que decían todos. No me quise pasar y tras eso me calcé las Merrell, que también había ganas de estrenarlas. Y bueno, sensaciones novedosas pero no molaba tanto como ir descalzo. Entré en el parque e hice una vuelta pequeña completa pasando por el paseo nuevo junto al río. Unos 3 kms, muuucho más de lo que debía para ese primer día.

Al día siguiente era sábado y volví a salir. De nuevo a la Cartuja pero al parking nuevo paralelo a la avenida Carlos III. Empecé con las Merrell desde casa, 2kms, luego hice 1km descalzo y vuelta a casa con las Merrell, otros 2 kms. De este día es esta foto que os he enseñado ya a muchos.

Y la semana siguiente tuve el primer percance de correr descalzo. Era el segundo entrenamiento de la semana. Por la mañana, antes de entrar al curro. Hacía mis primeros metros descalzos por Mairena por una calle residencial llena de palmeras y pasé por una zona llena de semillas que se clavaban en el pie. Vi las estrellas. Y en vez de parar, taloneé un par de veces y entonces sí, me hice daño en el talón izquierdo. Tanto, que toda esa semana me dolía andando, con cualquier calzado (de ir descalzo esa semana ni hablar). Y dejé de entrenar. Y luego vino una semana entera currando en Madrid, donde no cogí las zapas ni un solo minuto. Y bueno... así ha pasado este primer mes hasta esta misma semana, que es la que considero que ha sido la primera semana completa de entrenamiento minimalista. Y la considero así porque la semana pasada, leyendo a Santi una vez más, encontré la manera de interiorizar mi técnica minimalista. Uno de los principales "mandamientos" de la técnica natural o minimalista es aumentar el número de zancadas por minuto, hasta las 180 o algo más. En los primeros días iba contando todo el rato. Contaba en 30" y me tenían que salir 90 zancadas. Y casi siempre salían más bien 86-88... por lo que faltaba un poquito de concentración más. Pero la verfad es que era un coñazo correr así, contando los pasos a cada momento. Pues bien, el truco lo encontré leyendo a Santi una vez más: ¡me pillé un metrónomo para el iphone! Claro. Ahora lo malo es que cambiaba mi indie rock por un machacón golpecito de martillo, pero bueno, así clavo los 182 ppm. Desde ese día corro despreocupado, con la zancada bien corta, debajo del eje del cuerpo, sin talonear, relajado... chachi.

Venga, paso ya a contar los entrenamientos de mi primera semana minimalista:

- Lunes: Ciclo Indoor, intensidad media.
- Martes: 4,83 kms con las Merrell (ninguno descalzao)
- Miércoles: Ciclo Indoor, intensidad moderada.
- Jueves: 100UP + 4,84 kms con las Merrell (nada descalzo)
- Viernes: Ciclo Indoor, intensidad moderada
- Sábado: 100UP + 1km descalzo + 4,5 kms con las Merrell.

Tengo que meter tres días de Ciclo para darme caña, sudar y mantener un poco el físico, que la navidad está aquí ya y los mantecaos que me como yo solo podrían financiar el viaje de fin de curso de una clase entera.
Sensaciones buenísimas, con agujetas en gemelos inferiores, que es señal de que lo estoy haciendo bien.
Hay que ir poco a poco, eso sí. Y es de las cosas más difíciles. Por lo visto esto de la transición es algo lento, ese es el truco. Quizás dure un año o más.... ¿aguantaré? Claro que sí. :)

Acabo con un video de los Tarahumaras, la tribu de la que habla McDougall en el libro. Escucharéis hablar de ellos porque se están haciendo muy populares (por desgracia para ellos, creo yo). Su popularidad aumenta casi tan rápido como el minimalismo entre el mundo runner. No quiero apostar cuál de vosotros caerá primero. lo que estoy seguro es que todos terminaréis corriendo minimalista. Tiempo al tiempo.




La semana que viene, más.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

31º Carrera Fondo del Aljarafe. La primera carrera de la nueva era.

No ha sido una carrera más. Para mi no. Hace ya una semana que corrimos la 31º  edición de esta carrera tan bonita que organiza de esa forma tan artesanal y tan auténtica los jubilados y trabajadores del grupo empresa Renault de Sevilla. Yo ya la había corrido en otra ocasión, en mi primer año de runner (me da la impresión que fue hace mil años)  pero esta vez ha sido especial.

Empiezo por el principio: tras el Maratón de Bilbao me he propuesto hacer la transición al minimalismo, lo que conlleva bajar drásticamente el kilometraje, los ritmos, los entrenos, todo... La verdad es que hay que echarle un poquito de paciencia y yo no puedo presumir mucho de eso. Tras el maratón estuve dos semanas sin dar una sola zancada u lo primero que hice, el mismo dia 1 de noviembre, ya fue descalzo y con las Merrell. Nada, el pirmer día apenas 3 kms y los siguientes 3 días llegué hasta 6kms. Y ya iba rápido.

En esas estaba cuando mis compis del club me dijeron que corriéramos la Carrera de la Renault para quitarnos la espinita de Bilbao y para echar el rato. Me apetecía estar con ellos, pero ¿15 kms? ¿en los inicios de la transición? Eso debía ser pecado mortal en el manual del buen minimalista. Pero me metí en la web y como es tan barata, dije, bah, me inscribo. Hasta el día antes de la carrera no estaba seguro de si la correría o no. Y la gran duda era: con las Merrell o con las amortiguadas y demoníacas Adidas? ;) Esa semana me hice daño en un talón al querer alargar el km escaso que puedo hacer descalzo total, así que me volví a parar el martes. Y si corría la carrera, sería con amortiguadas, eso seguro.

Así me planté el domingo a las 8:45 en Gines, para recoger mi dorsal y los de David y de Ricardo y ver cómo salía la cosa. Seguía sin tener fe ninguna en mi estado de forma. Sé que menos de un mes después de un maratón puedo correr 15kms sin despeinarme, pero con este jaleo de la transición no sabía cómo me iba a comportar. Por un lado mi técnica ya habría cambiado algo, pero después de tantos años corriendo "de talones" tenía claro que lo mejor era que me olvidara de la transición y a disfrutar.

Y eso fue la mejor decisión del día. Disfruté y como un enano. Me olvidé de los tiempos, del ritmo y de sus castas y me lancé a correr sin objetivo, con el único fin de reírme un rato y charlar con los compis.

En la salida nos encontramos con Belén y Luis Carlos, los otros dos jartibles que quedan en el club. Buen humor, buenísimo clima y ambientazo. ¡Hay que ver la de gente que corre hoy en día! Salida y para Castilleja de la Cuesta, charlando tranquilamente aprovechando el terreno favorable. Luego algo más calladitos camino de Castilleja de Guzmán, porque es cuesta arriba y también porque el Richar se descolgó para evacuar líquidos y por mucho que diga, éste es un boqueras y está todo el tiempo hablando y enredando en carrera. Así que seguimos nuestra carrerita David y yo, disfrutando del ambiente y de los pueblos de nuestro Aljarafe. La cosa es que poco a poco iban cayendo los kms y yo prácticamente no me daba ni cuenta. También es verdad que íbamos muy lentos, solo unos segundos por debajo de 5 min/km. Tras la cuesta de Castilleja de Guzmán ya supe que terminaría sin problemas y en Valencina me relajé aún más y entonces David y yo empezamos a apretar poquito a poco. En la recta hacia Gines, que es levemente favorable, ya bajamos claramente de 4:30km y no como apretón, sino con un ritmo constante. Serían los kms 12-14 y esto estaba finiquitado ya. Guay. Con nosotros se puso a correr un runner veterano (en años, porque realmente parecía novato en el running) que iba con un colega en bici, que le daba consejos todo el rato, tipo cuñado de Ricky. Desde que nos vió le dijo “métete ahí, con los de verde, que llevan un ritmo muy bueno”. La verdad es que los dos eran tela de apañaos y nos gustó estar ahí con él, animándolo y ayudándolo en lo posible. Esto me hizo recordar esos primeros tiempos de carreras, en los que nos animábamos mutuamente, tirábamos de los compis y celebrábamos y/o lamentábamos de verdad cuando alguno de nosotros iba bien o se quedaba colgado. Es una tontería, pero en esta carrera me he sentido abuelete y me ha gustado. Veía la ilusión, las ganas y el respeto (demasiado, a veces) que los más novatos le tienen a las carreras y me gustó lo que veía, a pesar de que me sentía ajeno a eso.

Pues por ahí nos cogió Ricardo. Nosotros pensábamos que haría una ”arrancada Samaniego” de las suyas, que por muy de paseo que vengamos todos a la carrera, éste suele ser fiel a su estilo, pero no, se quedó con nosotros y con el veterano-novato y el cuñado de Rocky. Y ahí que fuimos, hablando, dándole consejos al colega, hablando con el de la bici… Y riéndonos y DISFRUTANDO, con mayúsculas, sí señor. Como molaba! Cuanto tiempo hacía que no me lo pasaba tan bien en una carrera. Y si lo piensas, ¿cuál era el secreto? Preparación? Hacer marca? Correr rápido? NO, el secreto era no tener aspiraciones, correr por disfrutar, pasarlo bien haciendo lo que nos gusta y no empañar ese objetivo principal (al menos para mí) con otras pretensiones que a veces no son realistas. Joer, cuando entramos en Gines seguimos apretando y hablando y nos pusimos a un ritmito muy cachondo casi sin esfuerzo. ¡Ese es el puto truco! ¿No os dais cuenta? ¿Desde cuándo no corremos una maratón así? ¡Desde nunca! Por eso se nos atragantan siempre los 42kms…

El resto de la historia no tiene el mayor interés: en las cuestas de Gines les dije a éstos que se fueran, que prefería parar y subir tranqui para llegar fuerte, pero aunque hicieron amago de irse, tampoco tendrían muchas ganas porque entramos los tres juntos en esa meta de albero del Club de la Renault donde este año, gran novedad!, había control por código de barras!! (a mí me molaban más los jubiletas to hipertensos apuntando tu dorsal en un cuaderno, jeje).

Esa ha sido mi enseñanza de esta carrera. Por eso no es una carrera más. Ojalá sea la primera de mis carreras a partir de ahora. Y además por ahí van los tiros de la transición ésta al minimalismo que estoy haciendo (y que espero contar en el blog, joder, que poco tiempo saco ahora para escribir). No quiero correr minimalista para evitar lesiones, que no he tenido tantas al fin y al cabo, o para correr más kms ni nada de eso… Lo que más me mola de lo que he leído en el libro de McDougall es eso de correr con una sonrisa, de disfrutar corriendo, de conectar con algo que te hace disfrutar en el momento mismo de correr, no después con la cerveza ni contando las batallitas (que tampoco es que sea malo, pero es que se da la circunstancia que en la última maratón no hubo ni eso, ni cervecitas, de lo chungo que acabé). Además, como siempre andamos con los mismos planes, entre los compis del club también he oído eso de que en esta temporada vamos a priorizar el disfrutar y dejemos las marcas y las historias para otra ocasión.


Lo intentaremos, corriendo, pedaleando y nadando (y haciendo las tres cosas a la vez, pero en orden inverso). Lo intentaremos. AMÉN.

lunes, 28 de octubre de 2013

Tipi Tapa

En ese extraño idioma que es el euskera, Tipi Tapa significa pasito a pasito (o eso dicen en internet). Y debe ser verdad, porque de los gritos y expresiones de ánimo que nos decían los vizcaínos en su  maratón, esa era la que mas nos ha gustado y más se nos ha quedado grabada a todos. En mi caso, además, eso de pasito a pasito ha sido un mantra para terminar éste maratón, el quinto.

El sábado pasado, 19 de octubre, corrimos el V Bilbao Night Marathon, David, Ricardo, Juanra, Juanma (la media) y yo. Una oportunidad para meternos otra vez en esa aventura tan difícil y apasionante que se llama maratón. Esta vez, bajo las estrellas, novedad gorda.

Viajamos ese misma día por la mañana, con anécdota incluida en el aeropuerto de Sevilla (qué ratito más malo pasamos ¿eh Juanra?) y nada más llegar fuimos a la exporunning a recoger el dorsal, hicimos checking en el hotel y comimos un plato de pasta bastante regulero en un centro comercial que había allí cerca. Todo estaba a mano, sin embargo, desde que quedamos para desayunar en Camas hasta que nos fuimos a echarnos una siestecilla a las 17h no paramos. Era algo a lo que le temíamos bastante y que creo que finalmente nos pasó factura a todos. Correr un maratón a las 21h cuando el cuerpo ya ha gastado buena parte de las energías del día es complicado, pero si le sumas el hecho de que tienes que viajar, cargar con maletas, comer fuera, no estás en tu casa... pues bueno, no es muy difícil imaginar que son cosas que restan. 

A la hora señalada ya estábamos los cinco metidos en nuestro cajón, bueno, unos en el cajón asignado y otros no, porque como el control de acceso a los cajones era fácilmente superable, incluso sin querer colarte, pues nos colamos todos en el mismo (es un detalle que sigue sin cuidarse en la mayoría de maratones y carreras). Salida escalonada por cajones y bueno, explosión de subidón donde las haya. La salida más espectacular que he visto nunca, cañones de fuego en los primeros metros y después fuegos artificiales sobre los mismos corredores. Puntazo, esto prometía. Sin embargo lo bonito se acabó ahí. A la organización se le ocurrió la absurda idea de meter las dos carreras (media y maratón) por el paseo de Olabeaga con una calzada de apenas 6 metros de anchura y desde el km1 al km6!! Solo 6 metros y con unas aceras con bordillos de miedo! Si ya eso era estrecho para 5000 participantes en un sentido, lo verdaderamente flipante era que la carrera volvía por la misma calle! Cuando en el km3-4 vimos el coche con el marcador electrónico y la cabeza de carrera detrás de él, pensamos lo peor... Nosotros nunca llegamos a pararnos totalmente, pero casi tuvimos que caminar. Y cuando dimos la vuelta vimos el pelotón gordo con la gente parada literalmente. El desastre.

Bueno, vamos a mi carrera. Los primeros 4 kms fueron un caos por eso que acabo de contar. Y en todos ellos corrimos por encima de 5 min/km. Pero a partir del quinto pudimos poner el ritmo que habíamos acordado. Yo quería marcar un ritmo medio de 4:50 min/km. Eso me daba un tiempo precioso: 3h24. Es cierto que me faltaron kms en el plan y que entrenar a las 7 am me había matado, pero bueno, si no salía con el objetivo claro era seguro que no lo haría. Así que sin complejos y a rodar a 4:50, que no parecía nada difícil. 

Y eso hicimos, fuimos todos juntos excepto Juanra, que debutaba en maratón y solo pretendía acabar, como está mandado. Yo tenía clarísimo que no me importarían los arreones de los demás, léase Ricardo, ni que Juanma hiciera de liebre hasta el 21, ni nada de nada. Apenas hablaba, me concentré y puse la máquina a funcionar. A partir de ese km5 lo pude hacer sin muchos problemas y me olvidé del mundo. Iba disfrutando del recorrido, miraba y me dejaba animar. Apenas hablé con éstos y me esforcé porque la cabeza no hiciera de las suyas. Las piernas iban solas, los kms caían, me hidrataba, lideraba el grupo... En el km12 Juanma decidió tirar más rápido, más que nada para no quemarnos, porque él terminaba en la media y a nosotros nos quedaba todo un mundo desde ahí. Ricardo, muy propio de él, decidió irse con él, pero yo ni caso. David se quedó a mi lado y me dijo que tirara si quería, que él se quedaba ahí. Y yo impasible, ni tiraba con los de delante ni me quedaba con David, yo seguía a lo mío. A mi ritmo, a mi regularidad. Sabía que era lo único que me llevaría al éxito. Camino de la media David resistía conmigo y de vez en cuando me decía que habíamos hecho un km muy rápido (eso no me importaba, yo iba con regularidad pero de vez en cuando te puede salir un mil algo más rápido, además había que recuperar la salida desastrosa) y también me decía que íbamos bajando un minuto del 3h30, dos minutos, ya tres minutos, cuatro... Tampoco me importaba lo más mínimo. Nadie podía sacarme de mi concentración. Eso me encantaba. Adelanté a la liebre de 3h30 sobre el km15, muy tarde para mi gusto, pero bueno, atrás quedaba. Y de vez en cuando, a apenas 20", se veía a Juanma y a Ricardo. "Esto va perfecto" pensaba todo el rato. Aquí mis ritmos por kms, una regularidad perfecta hasta el km 22.

Llegamos a la meta y Juanma se desvía para pasar bajo el arco y a los 600! valientes de la maratón nos queda una vuelta entera. Imaginad una carrera de 5000 personas que de pronto pasa a tener 600 corredores!!! Eso era el desierto. Vaya diferencia. En teoría era el momento para correr a gusto y para apretar, jeje, el que pudiera. Pero para mí empezaba el calvario. Nada más dejar a Juanma y quedarse solo, Ricado empieza a mirar atrás y nos ve a David y a mi super cerca. Se desmoraliza un poco (aunque no lo reconozca) y nos espera casi parado. "Menos mal que os he visto" nos dice. Bueno, me alegro un montón de que hagamos el grupeto los tres. Desde luego nada me va a desconcentrar, seguiré con mi ritmo regular y mi cabeza metida en la carrera. Ahora empezaba la carrera de verdad, como siempre. Me encuentro perfecto de todo, piernas, respiración, fatiga, todo sigue al 100% pero de pronto, sin haber avisado antes, el pinchazo en el gemelo izquierdo. El puto pinchazo del famoso síndrome compartimental que me diagnosticaron en primavera y que me hizo renunciar al maratón de Sevilla. Empezó de cero a cien en cuestión de metros. No me afectó a la cabeza de momento, me puse a correr igual y aguantar el dolor. Pero vi que el km23 y 24 lo hicimos a 5 min/km, por mi culpa. Así que decidí dejar de liderar el grupeto y ponerme a la cola de los tres. El dolor estaba ahí, era el mismo que hace unos meses. Vaya pesadilla. En el avituallamiento del km25 me despisto con el gel, se separan unos metros David y Ricardo y decido no ir tras ellos. Fin de mi maratón. Ahí se acababa lo que traía planeado. Ahora comenzaba mi pesadilla por terminar o bien la crónica de mi primera retirada. 

Y lo tuve clarísimo, tocaba retirada. Tras el palacio Euskalduna se corría por la Gran Vía y me crucé con David y Ricardo por primera vez. Tras verlos lo tuve claro: me retiraba. Me veía a mi mismo tirado de espaldas en el césped, resoplando y descansando y luego andando hasta meta, que estaba cerca. Pero no me retiré. Bueno "por la torre Iberdrola me retiro, que está al lado del Guggenheim". Y pasé la torre y llegué al museo y no me retiré. Allí estaba la salida y la meta, era el sitio perfecto para dejar de correr. Pero también vi el km30 y dije, "bueno, hasta el puente de Arenal y vuelvo  andando por esta orilla de la ría". A esas alturas ya iba corriendo a 5:20 el km y lo que es peor, intentando corregir la pisada con la pierna derecha para que no me pinchara tanto el gemelo. Esto fue mucho peor, claro, porque se me iban cargando los cuadriceps a una velocidad exagerada. Y bueno, crucé la ria de nuevo, llegué al puente de La Salve y pensé una vez más "en el siguiente puente peatonal, que da a la torre, me paro y lo cruzo caminando". Pero otra vez seguí corriendo y llegué al puente de Deusto y seguí corriendo. Y sufriendo, mucho más que antes... Es de esas veces que te preguntas mil veces por qué sigues. Y no era ni por huevos, ni por orgullo ni por nada... no sé responder, ni ahora ni entonces. Solo seguía moviendo las piernas. Y creo sinceramente que la decisión de parar y la de seguir estaban a un milímetro de distancia en mi cerebro y podría haber tomado cualquiera de ellas. Y soy y seré la misma persona y el mismo corredor habiendo tomado una u otra decisión. La decisión fue seguir, pero no tiene más mérito que parar. Con esto quiero quitarle hierro al hecho de abandonar. No lo he hecho nunca, puedo seguir diciéndolo, pero también creo que no es algo que nos haga mejores runners, ni más fuertes, ni con más huevos... Solo es un pequeño interruptor del cerebro que se ha quedado enganchado en ese esfuerzo horrible y no hemos podido activarlo. (Estas palabras no van dirigidas a nadie, pero si algún colega se siente identificado y le reconfortan, pues me alegro).

En el km 34 me encontré con Juanma, que se lo curró animándonos a todos tras su media, sacrificando la duchita y la ropa limpia. Me dio una botella de agua que me supo al mejor de los elixires y me dijo que lo tenía ya ahí, que solo quedaban 8 kms! Es verdad! De pronto vi que me quedaba un ocho mil de nada, que iba como un puto pato mareado pero que eso lo acababa ya por mis huevos (de pato). Y se lo dije en voz alta y casi ni me lo creía. Llevaba 10 kms asegurándome que me retiraría y resulta que no, que no me retiraba... Así que ahora ya tenía un nuevo objetivo, llegar al puto km42. Creo que al ponerme una nueva meta empecé a pasarlo peor y me ayudé parando en los avituallamientos para caminar unos metros. Cuando lo hacía me daba cuenta del verdadero estado, lamentable, de mis patas. Tuve que estirar un par de veces en la acera y cuando empezaba a caminar cojeaba  de mala manera. Luego me ponía a correr sin problemas por debajo de 5 min/km, pero claro, los ritmos de estos últimos kms se vieron muy muy afectados por esas paradillas aunque fueran cortas.

Supe por Juanma que Ricardo también había pinchado y mucho, y que David iba solo por delante pero que había sido rebasado de nuevo por la liebre de 3h30. O sea que pleno de cagadas. Los kms cayeron, parecía que no, pero cayeron y llegué a meta. Nunca había llegado con la recta totalmente para mí, así que me permití disfrutarlo, animando al público de un lado y del otro de la valla y entrando en plan guay, como si fuera mi mejor marca personal. Y fue casi la peor, 3h43:03 tiempo neto aunque mi crono me dió 3h42:20 (qué mas da eso...). Eso sí, la pesadilla no terminó ahí, si bien no fue mi peor tiempo, si que fue la carrera en la que acabé más cascado de mi vida. Fui por primera vez al fisio, se me subieron los gemelos dos o tres veces con los consiguientes gritos de dolor, se me cortó el cuerpo por el frío, vomité camino del hotel, no pude comer nada en horas... un cuadro.

En fin, esta es mi crónica de la Bilbao Night Marathon de los huevos (una y no más, sin duda). Conclusiones? Bueno, no iba del todo fino para conseguir marca, es verdad, pero yo creo que puse todo lo que pude y la primera mitad de la carrera me salió perfecta. ¿Si no me hubiera dado el pinchazo en el gemelo hubiera bajado de 3h25? Sinceramente creo que no, ya he dicho que me faltaban kms y en el tramo final eso me iba a pasar factura si o si. Pero no habría palmado 15 min como hice. Hubiera hecho menos de 3h30 con la gorra, seguro, estaba haciendo una carrera muy seria y me merecía, como mínimo 3h28. Pero bueno, las lesiones también cuentan. Y lo malo de ésta es que es algo crónico, que ya no tiene más tratamiento y que puede aparecer ahí un día, como hizo el sábado y otras veces no. Y también que vaya remitiendo poco a poco o que se agudice. 

Bueno, tras el maratón de Bilbao comienza una nueva época en mi carrera de runner popular. Una nueva etapa dirigida también a prevenir y tratar lesiones, así que quizás el pinchazo se convierta por fin en algo del pasado. En fin, ya hablaré de esa etapa en posteriores entradas del blog, porque eso sí que sí es otra historia. Intentaré retomar el blog, ok? Así que nos vemos por aquí.

Agur