viernes, 29 de noviembre de 2013

Diario de transición. SEMANA 1

Realmente no he empezado esta semana, ya llevo un mes con esto de la transición al minimalismo, pero ha sido un mes con muchísimo trabajo, muchos viajes a Madrid, poco tiempo, irregularidad... En fin, que podría considerar perfectamente que empiezo ahora.

Para los que estén leyendo esto y no se hayan enterado antes: me paso al minimalismo, barefoot running, running natural como quérais llamarlo (no es lo mismo exactamente). Le digo adiós a mis fieles Adidas hiperamortiguadas con las que he corrido tantos kms hasta hora (cientos de entrenamientos, carreras, 5 maratones y sobre todo 5 planes de maratón) y sobre todo le digo adiós a una técnica, que quizás no era muy mala, pero que seguro que se podía mejorar. Ahora me veréis con zapas con suelas superfinitas, alguna que otra vez me veréis descalzo y quizás en un tiempo me veáis corriendo con huaraches, unas sandalias to finas y to guarras con las que dicen que se corre divinamente. Las probaremos, seguro. Pero todo eso no es lo que me importa, yo no quiero correr descalzo, ni tener zapatillas minimalistas super fashion, ni lo hago por lesionarme menos, ni siquiera mi interés es mejorar la técnica, lo que me interesa es CAMBIAR EL ROLLO, DIVERTIRME, DISFRUTAR, CORRER CON UNA SONRISA EN LA CARA, sobre todo ésto último. Es la frase que se me ha quedado grabada del bestseller de Christofer McDougall, Nacidos para Correr.

Evidentemente sí, si me ha influido el fantástico libro de McDougall, pero tengo que reconocer que antes incluso del libro estuvieron Santi Ruiz y los chicos de Cualquiera puede Hacerlo. No me resisto a utilizar el cliché con el que siempre lo presentan: Santi es el gurú del minimalismo en España. Pero a mi eso de los gurús y de la gente que entiende, por lo general, me la sopla. Lo que me interesa y me inspiró de él es la sensatez y humildad de sus palabras en el blog. Me convenció en dos posts y me inspiró a emprender este camino. Es el plusmarquista europeo no oficial de maratón descalzo con 2h59' (toma marca!) y el domingo que viene en Málaga espera convertirse en el plusmarquista oficial de maraton barefoot.

Este fue el día en que Santi bajó de 3h descalzo en distancia maratón

Espero conocerlo algún día y escribir alguna cosa en su fantástico blog. Pero ahora vamos a lo que vamos.
El 1 de noviembre hacía mis primeros kms descalzo y con zapas minimalistas (estas preciosas Merrel Trail Glove que ya me estaban esperando en casa a que volviera de Bilbao). Aunque debía estar aún haciendo ejercicios propioceptivos, de fortalecimiento y el famoso 100UP minor y maior, jeje, yo ya estaba deseando pasar a la acción y después del maratón llevaba dos semanas de parón, así que ya estaba bien. Me fui al Alamillo y en un carril bici hice un minuto descalzo corriendo y otro andando hasta un total de 10min. Buff, una pasada de sensaciones, era verdad lo que decían todos. No me quise pasar y tras eso me calcé las Merrell, que también había ganas de estrenarlas. Y bueno, sensaciones novedosas pero no molaba tanto como ir descalzo. Entré en el parque e hice una vuelta pequeña completa pasando por el paseo nuevo junto al río. Unos 3 kms, muuucho más de lo que debía para ese primer día.

Al día siguiente era sábado y volví a salir. De nuevo a la Cartuja pero al parking nuevo paralelo a la avenida Carlos III. Empecé con las Merrell desde casa, 2kms, luego hice 1km descalzo y vuelta a casa con las Merrell, otros 2 kms. De este día es esta foto que os he enseñado ya a muchos.

Y la semana siguiente tuve el primer percance de correr descalzo. Era el segundo entrenamiento de la semana. Por la mañana, antes de entrar al curro. Hacía mis primeros metros descalzos por Mairena por una calle residencial llena de palmeras y pasé por una zona llena de semillas que se clavaban en el pie. Vi las estrellas. Y en vez de parar, taloneé un par de veces y entonces sí, me hice daño en el talón izquierdo. Tanto, que toda esa semana me dolía andando, con cualquier calzado (de ir descalzo esa semana ni hablar). Y dejé de entrenar. Y luego vino una semana entera currando en Madrid, donde no cogí las zapas ni un solo minuto. Y bueno... así ha pasado este primer mes hasta esta misma semana, que es la que considero que ha sido la primera semana completa de entrenamiento minimalista. Y la considero así porque la semana pasada, leyendo a Santi una vez más, encontré la manera de interiorizar mi técnica minimalista. Uno de los principales "mandamientos" de la técnica natural o minimalista es aumentar el número de zancadas por minuto, hasta las 180 o algo más. En los primeros días iba contando todo el rato. Contaba en 30" y me tenían que salir 90 zancadas. Y casi siempre salían más bien 86-88... por lo que faltaba un poquito de concentración más. Pero la verfad es que era un coñazo correr así, contando los pasos a cada momento. Pues bien, el truco lo encontré leyendo a Santi una vez más: ¡me pillé un metrónomo para el iphone! Claro. Ahora lo malo es que cambiaba mi indie rock por un machacón golpecito de martillo, pero bueno, así clavo los 182 ppm. Desde ese día corro despreocupado, con la zancada bien corta, debajo del eje del cuerpo, sin talonear, relajado... chachi.

Venga, paso ya a contar los entrenamientos de mi primera semana minimalista:

- Lunes: Ciclo Indoor, intensidad media.
- Martes: 4,83 kms con las Merrell (ninguno descalzao)
- Miércoles: Ciclo Indoor, intensidad moderada.
- Jueves: 100UP + 4,84 kms con las Merrell (nada descalzo)
- Viernes: Ciclo Indoor, intensidad moderada
- Sábado: 100UP + 1km descalzo + 4,5 kms con las Merrell.

Tengo que meter tres días de Ciclo para darme caña, sudar y mantener un poco el físico, que la navidad está aquí ya y los mantecaos que me como yo solo podrían financiar el viaje de fin de curso de una clase entera.
Sensaciones buenísimas, con agujetas en gemelos inferiores, que es señal de que lo estoy haciendo bien.
Hay que ir poco a poco, eso sí. Y es de las cosas más difíciles. Por lo visto esto de la transición es algo lento, ese es el truco. Quizás dure un año o más.... ¿aguantaré? Claro que sí. :)

Acabo con un video de los Tarahumaras, la tribu de la que habla McDougall en el libro. Escucharéis hablar de ellos porque se están haciendo muy populares (por desgracia para ellos, creo yo). Su popularidad aumenta casi tan rápido como el minimalismo entre el mundo runner. No quiero apostar cuál de vosotros caerá primero. lo que estoy seguro es que todos terminaréis corriendo minimalista. Tiempo al tiempo.




La semana que viene, más.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

31º Carrera Fondo del Aljarafe. La primera carrera de la nueva era.

No ha sido una carrera más. Para mi no. Hace ya una semana que corrimos la 31º  edición de esta carrera tan bonita que organiza de esa forma tan artesanal y tan auténtica los jubilados y trabajadores del grupo empresa Renault de Sevilla. Yo ya la había corrido en otra ocasión, en mi primer año de runner (me da la impresión que fue hace mil años)  pero esta vez ha sido especial.

Empiezo por el principio: tras el Maratón de Bilbao me he propuesto hacer la transición al minimalismo, lo que conlleva bajar drásticamente el kilometraje, los ritmos, los entrenos, todo... La verdad es que hay que echarle un poquito de paciencia y yo no puedo presumir mucho de eso. Tras el maratón estuve dos semanas sin dar una sola zancada u lo primero que hice, el mismo dia 1 de noviembre, ya fue descalzo y con las Merrell. Nada, el pirmer día apenas 3 kms y los siguientes 3 días llegué hasta 6kms. Y ya iba rápido.

En esas estaba cuando mis compis del club me dijeron que corriéramos la Carrera de la Renault para quitarnos la espinita de Bilbao y para echar el rato. Me apetecía estar con ellos, pero ¿15 kms? ¿en los inicios de la transición? Eso debía ser pecado mortal en el manual del buen minimalista. Pero me metí en la web y como es tan barata, dije, bah, me inscribo. Hasta el día antes de la carrera no estaba seguro de si la correría o no. Y la gran duda era: con las Merrell o con las amortiguadas y demoníacas Adidas? ;) Esa semana me hice daño en un talón al querer alargar el km escaso que puedo hacer descalzo total, así que me volví a parar el martes. Y si corría la carrera, sería con amortiguadas, eso seguro.

Así me planté el domingo a las 8:45 en Gines, para recoger mi dorsal y los de David y de Ricardo y ver cómo salía la cosa. Seguía sin tener fe ninguna en mi estado de forma. Sé que menos de un mes después de un maratón puedo correr 15kms sin despeinarme, pero con este jaleo de la transición no sabía cómo me iba a comportar. Por un lado mi técnica ya habría cambiado algo, pero después de tantos años corriendo "de talones" tenía claro que lo mejor era que me olvidara de la transición y a disfrutar.

Y eso fue la mejor decisión del día. Disfruté y como un enano. Me olvidé de los tiempos, del ritmo y de sus castas y me lancé a correr sin objetivo, con el único fin de reírme un rato y charlar con los compis.

En la salida nos encontramos con Belén y Luis Carlos, los otros dos jartibles que quedan en el club. Buen humor, buenísimo clima y ambientazo. ¡Hay que ver la de gente que corre hoy en día! Salida y para Castilleja de la Cuesta, charlando tranquilamente aprovechando el terreno favorable. Luego algo más calladitos camino de Castilleja de Guzmán, porque es cuesta arriba y también porque el Richar se descolgó para evacuar líquidos y por mucho que diga, éste es un boqueras y está todo el tiempo hablando y enredando en carrera. Así que seguimos nuestra carrerita David y yo, disfrutando del ambiente y de los pueblos de nuestro Aljarafe. La cosa es que poco a poco iban cayendo los kms y yo prácticamente no me daba ni cuenta. También es verdad que íbamos muy lentos, solo unos segundos por debajo de 5 min/km. Tras la cuesta de Castilleja de Guzmán ya supe que terminaría sin problemas y en Valencina me relajé aún más y entonces David y yo empezamos a apretar poquito a poco. En la recta hacia Gines, que es levemente favorable, ya bajamos claramente de 4:30km y no como apretón, sino con un ritmo constante. Serían los kms 12-14 y esto estaba finiquitado ya. Guay. Con nosotros se puso a correr un runner veterano (en años, porque realmente parecía novato en el running) que iba con un colega en bici, que le daba consejos todo el rato, tipo cuñado de Ricky. Desde que nos vió le dijo “métete ahí, con los de verde, que llevan un ritmo muy bueno”. La verdad es que los dos eran tela de apañaos y nos gustó estar ahí con él, animándolo y ayudándolo en lo posible. Esto me hizo recordar esos primeros tiempos de carreras, en los que nos animábamos mutuamente, tirábamos de los compis y celebrábamos y/o lamentábamos de verdad cuando alguno de nosotros iba bien o se quedaba colgado. Es una tontería, pero en esta carrera me he sentido abuelete y me ha gustado. Veía la ilusión, las ganas y el respeto (demasiado, a veces) que los más novatos le tienen a las carreras y me gustó lo que veía, a pesar de que me sentía ajeno a eso.

Pues por ahí nos cogió Ricardo. Nosotros pensábamos que haría una ”arrancada Samaniego” de las suyas, que por muy de paseo que vengamos todos a la carrera, éste suele ser fiel a su estilo, pero no, se quedó con nosotros y con el veterano-novato y el cuñado de Rocky. Y ahí que fuimos, hablando, dándole consejos al colega, hablando con el de la bici… Y riéndonos y DISFRUTANDO, con mayúsculas, sí señor. Como molaba! Cuanto tiempo hacía que no me lo pasaba tan bien en una carrera. Y si lo piensas, ¿cuál era el secreto? Preparación? Hacer marca? Correr rápido? NO, el secreto era no tener aspiraciones, correr por disfrutar, pasarlo bien haciendo lo que nos gusta y no empañar ese objetivo principal (al menos para mí) con otras pretensiones que a veces no son realistas. Joer, cuando entramos en Gines seguimos apretando y hablando y nos pusimos a un ritmito muy cachondo casi sin esfuerzo. ¡Ese es el puto truco! ¿No os dais cuenta? ¿Desde cuándo no corremos una maratón así? ¡Desde nunca! Por eso se nos atragantan siempre los 42kms…

El resto de la historia no tiene el mayor interés: en las cuestas de Gines les dije a éstos que se fueran, que prefería parar y subir tranqui para llegar fuerte, pero aunque hicieron amago de irse, tampoco tendrían muchas ganas porque entramos los tres juntos en esa meta de albero del Club de la Renault donde este año, gran novedad!, había control por código de barras!! (a mí me molaban más los jubiletas to hipertensos apuntando tu dorsal en un cuaderno, jeje).

Esa ha sido mi enseñanza de esta carrera. Por eso no es una carrera más. Ojalá sea la primera de mis carreras a partir de ahora. Y además por ahí van los tiros de la transición ésta al minimalismo que estoy haciendo (y que espero contar en el blog, joder, que poco tiempo saco ahora para escribir). No quiero correr minimalista para evitar lesiones, que no he tenido tantas al fin y al cabo, o para correr más kms ni nada de eso… Lo que más me mola de lo que he leído en el libro de McDougall es eso de correr con una sonrisa, de disfrutar corriendo, de conectar con algo que te hace disfrutar en el momento mismo de correr, no después con la cerveza ni contando las batallitas (que tampoco es que sea malo, pero es que se da la circunstancia que en la última maratón no hubo ni eso, ni cervecitas, de lo chungo que acabé). Además, como siempre andamos con los mismos planes, entre los compis del club también he oído eso de que en esta temporada vamos a priorizar el disfrutar y dejemos las marcas y las historias para otra ocasión.


Lo intentaremos, corriendo, pedaleando y nadando (y haciendo las tres cosas a la vez, pero en orden inverso). Lo intentaremos. AMÉN.